Último año, co-dirigido por Viviana Corvalán y Francisco Espinoza, registra a cinco amigos que deben abandonar su escuela especial para incorporarse al mundo de los oyentes.
Un grupo de cinco amigos de una escuela pública y especial para sordos enfrenta el mayor dilema de sus existencias: están a punto de concluir la enseñanza básica y deberán continuar sus estudios en escuelas para oyentes. Están juntos desde la infancia, pero ahora sus caminos se separan.
En Último año, estreno programado para el jueves 3 de mayo, los documentalistas Viviana Corvalán y Francisco Espinoza retratan a los niños en un momento crucial, resaltando los miedos, las dificultades y las injusticias que padecen las personas sordas en el contexto de la educación chilena.
“Entre el año 2011 y 2012 trabajamos en la escuela para Sordos Santiago Apóstol realizando talleres artísticos y registros audiovisuales de ese proceso”, cuentan los directores. «Nos comenzamos a preguntar: ¿dónde siguen sus estudios los niños y niñas sordas después de egresar de octavo básico? Ahí nos contaron que las escuelas para sordos no tienen continuación y que luego, por obligación y sin más opciones educacionales, debían integrarse a un colegio para oyentes y continuar su enseñanza media. Se producía así un quiebre en su educación y una discriminación invisibilizada que nos motivó a emprender este viaje”
Quinientos mil sordos en Chile
Uno de los objetivos de los realizadores es visibilizar las dificultades que enfrentan las personas sordas para acceder a la educación e integrarse tanto en el sistema educativo chileno como en la sociedad. Los datos son estremecedores: en el mundo existen 72 millones de personas sordas y 500 mil viven en Chile. De ellos, sólo el 18% accede a la educación.
“Nos emocionó comprender que los niños y niñas necesitan de su lengua natural, que es la lengua de señas, para poder desarrollarse y construir un imaginario propio. Nos hizo sentir una gran injusticia y una tremenda discriminación”, comentan.
«Significó un regreso a la infancia, pero ahora con otra mirada y, además, en otra lengua. Antes de posicionar la cámara, teníamos que ver y comprender el sentido de la conversación de nuestros protagonistas, a través de sus manos, cuerpos y gestos. El rodaje fue un trabajo colectivo entre los protagonistas, sus familias, la comunidad escolar y nosotros”.
La historia se desarrolla en el universo de la amistad de 5 adolescentes Sordos, quienes han estado juntos desde la primera infancia y deben separarse por que la ley así lo estipula, revelando una realidad antigua e internacional sobre la discriminación, una lucha desigual desconocida por la mayor parte de la sociedad, en donde a las personas Sordas se les obliga a abandonar su ser Sordo y su lengua natural para así completar su ficticia educación.
«La ley no avanza en cuestión de derechos humanos para la comunidad sorda”, agregan. “El tiempo pasa y cada año se repite la misma situación, el gobierno de turno hace apenas movimientos mediáticos, con el fin de ganar una imagen inclusiva ante la sociedad desinformada. Pero en rigor, sólo se demuestra que a las personas sordas no las incorporan. Los niños saben que su historia la han experimentado y experimentarán muchas otras personas Sordas en el mundo y por eso decidieron sumarse a este documental”, afirman los realizadores.